Lo curioso sobre la evolución del pene humano es que, para algo que difiere de manera tan obvia en forma y longitud respecto al de nuestros parientes vivos más cercanos, los investigadores sólo han empezado a estudiarlo con detalle en años recientes. Las razones de esta negligencia no están claras, pero la razón más probable es el cachondeo intrínseco que lo rodea o, en relación con esto, la facilidad con la que agita e incomoda los sentimientos puritanos de algunos.
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