Ahí va un acertijo: ¿cómo es posible que a tantos hombres heterosexuales les ponga ver películas porno en las que un grupo de tíos se lo montan con una sola mujer? Si nos paramos a pensarlo, la cosa no cuadra. Hay más cucuruchos que helado. Y lo más raro (aunque fascinante) no es que la proporción entre sexos no sea la que cabría esperar, sino que el momento cumbre, lo que todos esperan ver, llega cuando los tíos eyaculan. Aviso: Hay un spoiler del último capitulo de la serie
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