La decoración de edificios y las joyas de esta cultura estaban inspiradas en el mar, que se consideraba una fuente de vida, alimento, y también el espejo natural en el que se reflejaba a su mayor deidad: la luna. Se representaban en la base peces, pelícanos, nutrias e incluso lobos marinos. Luego se añadían una serie de líneas horizontales atravesadas por una trama escalonada, que contiene peces en su interior, con las olas y las corrientes, demostrando su amplio conocimiento del mar peruano y de las especies que lo habitan.