No se ha informado que las proteínas humanas sobrevivan en la naturaleza libre, a temperatura ambiente, durante largos períodos. En particular, el cerebro humano se disuelve rápidamente después de la muerte debido a la autoproteolisis y la putrefacción. El descubrimiento presentado aquí de proteínas cerebrales de 2600 años de antigüedad de un cerebro humano con fecha de radiocarbono proporciona nuevas pruebas de la extraordinaria estabilidad a largo plazo de los agregados de proteínas no amiloides.
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