A menudo, cuando tomamos una decisión, calculamos su "valor esperado", multiplicando el valor de algo (cuánto lo queremos o necesitamos) con la probabilidad de que podamos obtenerlo. Una investigación realizada en la Escuela de Medicina Icahn en Monte Sinaí está mostrando por primera vez en los monos qué partes del cerebro están involucradas en el proceso de toma de decisiones en dos fases que determina este valor esperado.