Los años ablandan cualquier corazón. Y no hay dudas de que eso pasó con David Deutchman, un jubilado de 82 años que solía trabajar en marketing pero que ahora prefiere pasar su tiempo siendo voluntario en la sala de terapia intensiva neonatal de un hospital de Atlanta. Su trabajo es tan simple como necesario: él abraza a los bebes que necesiten calor y comodidad cuando sus familias no pueden estar con ellos.
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