Las hermanas lo recogieron a primera hora de la mañana en la casa blanca y lo metieron en un avión. Inicialmente, el mandatario estadounidense pensó que eran enviadas de la muerte que venían a llevárselo de una vez, pero finalmente resultó que solo eran enviadas de Alfonso Rueda, el presidente de la Xunta de Galicia. Lejos de buscar algún tipo de sanción que imponer a las monjas, los responsables de la CIA ya trabajan para contratar sus servicios, conscientes de que son sigilosas, rápidas y no tienen ningún tipo de remordimiento.