Hay dos argumentos completamente falsos que los empresarios, y sobre todo los empresaurios, suelen utilizar en sus conversaciones, negociaciones y disputas con los trabajadores. Es curioso que haya millones de trabajadores que se los crean y repitan en el bar sin hacer la mínima evaluación crítica. El primero es considerar las necesidades de las empresas como prioritarias sobre las necesidades de los trabajadores. El segundo es considerar que estas necesidades regulan los derechos de los trabajadores.