#144 A ver, hombre, yo tengo clarísimas mis responsabilidades y mis prioridades, y daría mi vida por mi familia si fuese necesario. Obviamente creo que a mí eso no me pasaría, pero supongo que el pobre desgraciado de la noticia también lo creía. El olvido, los accidentes, las desgracias, lamentablemente son ajenos a nuestra voluntad. Por mucho que tú pongas todo tu empeño en no tener un despiste puedes tenerlo, por eso existe esa palabra y significa lo que significa. El hombre, en un acto cotidiano y rutinario como llevar a su hijo a casa en el que no apreciaría el peligro se olvidó. Que es una cagada tremenda? Sin duda, de hecho la justicia determinará sus responsabilidades. Que yo vaya a juzgar lo que hizo y dar por supuesto que a mí nunca me va a pasar? Tampoco, porque aún no conocí a nadie infalible, y por desgracia las soberbias caen, y caen fuerte.
#140 Yo creo que la justificación viene de comprender el mecanismo del olvido, del despiste, que no entiende de querer más o menos. Puedes olvidarte de poner el freno de mano porque en ese momento te hayan llamado y tu coche causar un accidente. Cuántos casos hay de ese tipo? Tienes suerte, eres la única persona infalible que conozco. Yo desde luego creo que nunca me va a pasar, pero nunca escupiría para arriba, y menos ante una desgracia tan grande. Al final todo cae.
#101 Ojo al karma. Y no me refiero al de menéame. Ojalá nunca te ocurra nada producido por un olvido, despiste o negligencia tuya. Serías un jodido inútil, no?
Bien por El Jefe. Ya en su momento se negó a que Reagan utilizara su Born in the USA en sus mítines. Por cierto, los republicanos malinterpretaban totalmente la canción.
#21 Me tiene fascinado. Ahora ya va a calzón quitao. Creo que incluso me da menos asco este proceder que la huída hacia adelante a la que nos tienen acostumbrados los corruptos. Es un mierda, pero lo reconoce en cuanto lo descubren.
Hay una película, Crossroads, inspirada en su leyenda. El bueno de karate kid deja al señor Miyagi para aprender a tocar la guitarra. La música es de Ry Cooder, y sale Steve Vai, entre otros grandes músicos.
#43 A ver, que no estamos hablando de un bolso de lujo o de una comida en un estrella Michelín. Estamos hablando de un techo, y no puedes decidir si lo necesitas o no. Los precios que hay se pagan porque no queda otra, o lo pagas o estás en la calle.
Todos conocemos algún caso de ludopatía más o menos grave, supongo. Un chico de mi entorno está enganchadísimo a la máquina de apuestas del bar del barrio. Se le nota incluso deterioro físico. También una señora se pone al lado de la máquina y mete dinero de vez en cuando, esperando sentada con un café horas, entiendo que a que acaben los partidos. Me da una pena brutal, porque es una señora relativamente mayor (le calculo sesenta y pico), y me parece hasta raro que controle cómo funciona el tema. Maldita lacra.
#2 Me has hecho buscar, gracias. Interesante historia la de la huelga del 31. Siempre me sorprendo (y me avergüenzo un poco) de la capacidad de lucha que tenían nuestros mayores, y cómo nos hemos ido amansando.
Por lo que se lee, lo recargaron durante el trayecto. Aún así me parece impresionante. Y el vídeo es digno de ver, alcanza una velocidad respetable. Eso sí, en el momento de la grabación las condiciones del navegación parecen óptimas.
Entiendo que es un proceso similar al que se siguió para la restauración del policromado en el pórtico de la gloria de la catedral de Santiago. En este caso no fue la intemperie ni el paso del tiempo, sino un molde realizado para una copia a tamaño real encargado por un museo británico, lo que destruyó lo que quedaba de la pintura original. Estos ingleses, siempre a lo suyo.
#104 Comprendo lo que dices, pero yo no hablo de un ojo por ojo. No estamos hablando de justicia como principio moral, estamos hablando de aplicación de la ley, y aquí sí hay un componente de venganza. Piensa en las distintas sentencias, por qué son diferentes? Porque cada delito requiere una pena, castigo...venganza acorde al delito cometido? Y digo acorde, que no proporcional. Ahí sí entraríamos en el ojo por ojo.