La tibia apuesta de los fabricantes europeos por el coche eléctrico tendrá tarde o temprano sus consecuencias. La transición es inevitable, por muchas barreras que desde Europa se le quiera poner. El problema es que esta negación está empezando a dar sus primeros síntomas negativos con ajustes de plantilla en grandes fabricantes como Volkswagen o Dacia. Y no serán los últimos, seguro. Esta semana hemos conocido que tanto Volkswagen como Dacia están preparándose para aligerar su plantilla en Europa.
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