Tres semanas después de que los voluntarios empezaran a subir a la Serra de Tramuntana para colaborar en su recuperación, han comenzado a producirse las primeras fisuras, en forma de amargas quejas. Algunos de los que dedican sus sábados a ponerse el mono de trabajo han manifestado su disgusto tras saber que la finca de la que han estado retirando restos de árboles y matojos quemados, no está llamada a ser reforestada sino que va a ser a ser el futuro parking de la finca pública La Trapa.
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