El jueves se me apareció Francisco Franco dentro de la taza del váter. Fue un flash, una llamarada de azufre desde el infierno. Me asusté y tiré de la cadena sin pensar en las consecuencias medioambientales ni en las penales. ¿Será un delito contra la autoridad o contra España perseguido en la nueva Ley Mordaza? Mi Franco se fue dando giros sobre sí mismo y prometiendo venganza y glugluglu no se cuantas cosas más. Llamé al psicoanalista, le expliqué lo ocurrido y tras someterme a un test de preguntas sencillas, si bebí, fumé...
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