Una de las circunstancias más penosas de la vida pública española es este decidido afán por los días de fiesta y por las vacaciones. Esta fiebre escapista y estas pocas ganas de trabajar. Este aferrarse al horario 'que me toca' y tener tan poco en cuenta el trabajo que hay que hacer. En Cataluña y en España trabajar está demonizado, las empresas, públicas o privadas, son vistas como centros de explotación y la gente siente mucho más interés e inclinación po los días de asueto que empeño e ilusión por su trabajo.