Además de por su tamaño, también se ha hecho popular porque en sus habituales paseos siempre hace una parada en la puerta de una funeraria. “Algunas personas pueden decir que es absurdo tener una tortuga tan grande en la entrada de una funeraria. Pero incluso en sus momentos de tristeza, la gente sonríe cuando lo ve, así que no creo que sea una mala idea tenerla”, comentó el dueño del local.
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