En época del imperio, los emperadores tenían en sus palacios fuentes que emanaban agua de rosas; pero además, los pétalos de esta flor eran usados como relleno de almohadas y como ingrediente en la fabricación de medicamentos, afrodisíacos y pociones para llamar al amor. El emperador Nerón para agasajar a sus invitados llegó a gastar en rosas lo que vendría a ser unos 130.000 euros de la época actual.
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