José María Aznar le definió como "el mejor ministro de economía de la democracia". Yo le definiría como un grandísimo caradura, como un enorme jeta y un presunto delincuente. Rodrigo Rato y su señorito Aznar presumían de ser los artífices del "milagro español". El verdadero milagro es otro: que Rato aún no esté en prisión. Y también que un incompetente como él colase durante tanto tiempo como gran economista y mejor gestor.
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