La vida y la muerte libran un pulso en la antigua biblioteca del Hospital Gregorio Marañón. Cruzamos el umbral de esta burbuja, la única unidad flexible de críticos de toda España. Sus 1.100 metros cuadrados no suenan a hospital. El tumulto de la calle no llega allí abajo. Tampoco esa sensación de victoria que sí ha calado en la superficie. Pero el sosiego de la UCI también es bélico, como ese silencio que reina en el campo de batalla entre una arremetida del enemigo y la siguiente. Apenas quedan camas libres. "Aquí abajo estamos llenos"
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