Aunque los rusos y americanos lo ocultaron, el verdadero objetivo de la carrera espacial era explotar los enormes yacimientos de queso guyere que se creía que había en la superficie lunar.

Cuando llegaron Amstrom (que había abandonado su carrera de trompetista para hacerse astronauta), Colins (que realmente se apellidaba Buckholtz, pero le llamaba así porque no se comía un colín) y Aldridge, comprobaron que no había queso.

El resto de misiones Apolo fueron para disimilar e impedir el escándalo de la millonada gastada para nada. Afortunadamente, pare de esa pasta se recuperó gracias a los royalties de los helados Apolo y Mini-Apolo comercializados por Avidesa en los 70. Los rusos quisieron contraatacar con un helado con forma de cohete, pero Camy se adelantó con el Colajet.

Como anécdota comentar que Amstrom se hizo ciclista, pero no le fue muy bien y que Colins, gracias a la fama del viaje a la luna, por fin ligó con una amiga bastante fea de su prima Cathy. Colins también cambió de profesión y se dedicó a hacer diccionarios de ingles, con el objetivo de buscar adjetivos que poder decirle a su fea esposa sin mentir y sin que esta se ofendiese.