Una joven de Puerto Real se salva, gracias a la presión de parte del pasaje, de ser expulsada por la Policía del tren en el que viajaba junto a su mascota tras un rifirrafe con la supervisora. "Cuatro horas de viaje en estos transportines tan pequeños son una tortura y mi billete cuesta 158 euros porque pago por mi perro", lamenta.
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