Ángela Jaén se suicidó en su casa de Pinto (Madrid) el 28 de noviembre. Tenía 65 años y se quitó la vida porque no podía aguantar más el sufrimiento que, según ella, le causaban las ondas de radiofrecuencia. “El velo de metal que llevaba mi madre le ayudaba, lo malo es que la pobre ya se había contaminado demasiado debido a la antena de telefonía que tenía a 60 m de su piso. Sufría unas convulsiones espantosas, su cuerpo se había convertido en una pila”, contaba el domingo en El Mundo uno de sus hijos, Ángel Martin. El suceso servía […].
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