Internet y el contenido para adultos (o inserta aquí el eufemismo que prefieras) han tenido una relación constante desde el principio de los tiempos. Llegaron a ser sinónimo en aquellos primeros años en los que internet comenzaba a llegar al público, y aún perdura esa asociación. La industria pornográfica ha sido una de las principales impulsoras de la web, como de otras tecnologías coetáneas y anteriores. Nada de qué avergonzarse. De hecho, seguramente su contribución merezca nuestro agradecimiento.
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