“Dispararle con un dardo anestésico no se podía hacer porque tarda más de siete minutos en dormir y, en ese tiempo, puede esconderse o salir corriendo hacía nosotros y causar una desgracia”, ha explicado. Esta decisión, ha asegurado el veterinario, se tomó en aplicación del plan de prevención de fugas que tiene establecido el propio parque, que recoge que en una situación de estas características “lo primero que hay que pensar es en los trabajadores y los visitantes”. “No nos gusta, pero lo primero es lo primero"
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