Pedro, que pide guardar su anonimato como el resto de trabajadores que dan su testimonio en este reportaje, entró recién graduado a una gran consultora que opera sobre todo en el sector de financiero. “Somos los subcontratados de los bancos”, resume el exconsultor. El horario sobre el papel era de “nueve horas de lunes a jueves y de siete horas los viernes”. Pero la realidad, otra muy distinta. “En épocas que he vivido bien solía trabajar diez horas u once horas diarias. Eso es lo habitual”, relata.
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