En la aparente libertad global de la red, volvemos a ser actores pasivos, dentro de los límites impuestos por el sofware de moda. Unos le llaman crisis sistémica, otros postmodernidad. Me gusta especialmente el término descomposiciónn histórica por cuanto subraya un aspecto esencial: la transiciónn no se está produciendo de forma escalonada y positiva. No hay recambio sino desmoronamiento, como ilustra dramáticamente una recesión económica que nos pilla especialmente cerca y de la que apenas nadie sabe nada. Simplemente el estado del bienestar
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