En ocasiones, en pleno interrogatorio, uno no se da cuenta de que está preguntando auténticas estupideces, más preocupado en encontrar cabos sueltos en las declaraciones del testigo, o bien que el testigo esté tan nervioso que se desvíe del tema. El caso es que esto da lugar a diálogos de besugo tan divertidos como estos, entre abogados y sus testigos.
|
etiquetas: humor , anécdotas , abogados