Grecia levanta una valla de 10 kilómetros para frenar la inmigración ilegal desde Turquía, pese a que la UE niega fondos a Atenas para su construcción. Un dique de contención para las mafias que trafican con personas, en palabras griegas; para Turquía, un “muro de la vergüenza”. Mientras, Francia presiona por el restablecimiento de controles en las fronteras nacionales de los miembros de Schengen en caso de presión migratoria insostenible en Europa.
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