Un niño atado por los pies boca abajo al que le echan cera en la cara y después le ponen el pene en la boca para una felación. Suena fuerte, pero es real. Es lo que se ve en uno de los vídeos que compartía una red que se dedicaba al intercambio de imágenes pornográficas de extrema dureza. La investigación tuvo un inicio casual. Un hombre residente en Madrid se apunta a un grupo de Whatsapp que se dedica a compartir los populares "memes" y se encuentra con que uno de los miembros estaba compartiendo un vídeo de abusos sexuales a un menor.