El empresario Alberto González Amador disparó sus ingresos en pandemia. Ganó cerca de dos millones de euros haciendo de intermediario con una empresa sin empleados, y cuando tuvo que pagar impuestos, ideó un sistema de facturas falsas y empresas pantalla para engañar a Hacienda. Esos son los hechos que han conducido a que la Fiscalía presente contra él una denuncia por dos delitos fiscales y otros de falsificación documental. Después de ese pelotazo en la pandemia, se compró el piso en el que vive con Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunid
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