Un Ferrari, dos aviones, cuatro yates, infinidad de casas, vía libre para no pagar impuestos, fiestas suntuarias y derroche sin límite en los casinos. Así era la vida privada de Sergio Schoklender, el apoderado de la Fundación Madres de Plaza de Mayo, que se confiesa “consternada” por lo ocurrido, como todo el país. El pasado 26 de mayo tuvo que dimitir acuciado por un entonces “supuesto” escándalo de malversación de fondos y la sospecha de que había aprovechado este dinero para enriquecerse.
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