Me fascina la susceptibilidad del bíceps, que pareciese que hay que disculparse por bromear, criticar u opinar sobre el culto al cuerpo, la llave de la aceptación social, porque no estamos hablando de un rasgo físico objeto de discriminación, ojo. Que cuando un cuerpo de gimnasio se ofende ante determinados comentarios resulta tan violento como escuchar a Esperanza Aguirre decir que con su sueldo le cuesta trabajo llegar a fin de mes.
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