Esa expresión reprimida por los conservadores que los ultras hacen visible acaba haciéndose hegemónica cuando las condiciones son propicias porque expresa el verdadero sentir de las derechas que engrasan con su connivencia íntima que los partidos ultras tengan visibilidad y representación. Para todos los que tienen como principal interés el capital, llegado el momento, hay un fascismo bueno.
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