Miles de personas que se declaraban “antivacunas”, “despiertos” y “escépticos ante el Nuevo Orden Mundial” han recuperado la cordura al caerse Facebook durante más de seis horas, perdiendo así su punto de acceso a la demencia y decidiendo, de golpe, que debían vacunarse. “No sé qué me ocurre pero empiezo a ver las cosas… como con más claridad…”, decía ayer por la noche Matilde Asensi, de 62 años, solo 35 minutos después de la caída generalizada de la red social.