Francisco Javier Almeida pudo acceder al tercer grado en 2017, cuando tenía cumplidas las tres cuartas partes de la condena que la Audiencia de La Rioja le impuso por asesinar con alevosía a la empleada de una inmobiliaria en 1998. Con la legislación de su parte -19 años en la cárcel, buen comportamiento y excelente disposición en la vida carcelaria- se topó con el criterio en contra de la junta de tratamiento de la prisión de El Dueso (Cantabria). El comité no veía claro su tránsito a la libertad. No se fiaba ni de su recuperación.
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