“Detrás de esa planta hay una cámara”. Pedro —nombre ficticio— llevaba casi dos semanas en aquella casa del barrio compostelano de Conxo, donde se alquilaban las habitaciones de forma individual, cuando, mientras preparaba la cena, uno de sus compañeros le señaló una maceta extrañamente colgada del techo. Tras ella, sin demasiado disimulo, se podía ver el dispositivo en el que, hasta entonces, no había reparado.
|
etiquetas: cámaras ocultas , airbnb , compostela , protección de datos