Los títulos, los números están ahí, la gente lo sabe, pero el modo en el que me gustaría que se me recordase es como una buena persona de un pueblo en Mallorca que ha tenido la suerte de tener un tío que era entrenador de tenis cuando era pequeño y una gran familia que me ha apoyado. Un niño que ha seguido sus sueños. La realidad es que uno nunca quiere llegar a este momento, no estoy cansado de jugar a tenis, simplemente el cuerpo ha llegado a un punto en el que no quiere jugar más. Gracias a la vida y a todos los que me habéis acompañado.
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