El pequeño Izan presentaba una fractural craneal severa con hemorragia y los médicos dieron la alarma. Tenía todos los síntomas "que aparecen en los libros", en palabras de los forenses, cuando describen el síndrome del niño zarandeado o apaleado: fracturas de huesos (algunas ya consolidadas), traumatismo craneal, daños articulares, hemorragias retinianas (ojos) y hematomas.
|
etiquetas: maltrato , maltrato doméstico , sentencia