La marcha triunfal de lo antieconómico había empezado ya en 1492. Ese año, España no solo descubrió América; derrotó también al último reducto del dominio árabe en Granada y expulsó en los siglos siguientes a moros y a judíos. Ambos grupos se ocupaban de la artesanía y del comercio. El hidalgo cristiano aborrecía el trabajo, que le estaba prohibido por un absurdo código de honor; solo en la carrera militar veía una tarea otorgada por Dios. (Artículo de Sebastian Schoepp - SÜDDEUTSCHE ZEITUNG).
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