Malatesta, una y otra vez

Errico Malatesta (1853-1932) es probablemente uno de los teóricos más importantes del anarquismo. Su filosofía, lejos de limitarse a especulaciones metafísicas abstractas, está impregnada de una práctica política constante que es tanto más rica por haber atravesado períodos históricos cruciales. La experiencia militante de Malatesta se sitúa en la confluencia entre el primer socialismo y el que dio origen al bolchevismo, pero también entre la república burguesa y el fascismo. Dentro de la Primera Internacional, el joven Malatesta se codeó con Bakunin y James Guillaume. En 1877, intentó una insurrección en un pueblo del Mezzogiorno junto a Cafiero y Stepniak. En el último cuarto del siglo XIX, participó en la construcción del comunismo libertario junto a Kropotkin o Reclus, no sólo en Italia, la Confederación Suiza o Inglaterra (1880-1884), sino también en Argentina (1885-1889). En el Congreso Anarquista de Ámsterdam (1907), aclaró la relación entre el anarquismo y el sindicalismo tanto ideológica como estratégicamente. Durante el primer cuarto del siglo XX, participó activamente en las acciones del movimiento obrero revolucionario (Bienno Rosso, comunas de Ancona y Fiume, consejos obreros, etc.), luego fue condenado al aislamiento por el fascismo. La filosofía de Malatesta está impregnada de esta considerable historia de encuentros, encarcelamientos, acciones y organizaciones. El resultado es un pragmatismo con una dimensión sintética que se niega a limitarse al oportunismo o a caer en el dogmatismo. El librepensamiento de Malatesta se enfrenta a la libertad no como virtud ontológica -pura, ideal, eterna, inmutable- sino en el modo en que los hombres la viven en su relación con la justicia. Es la voluntad la que permite la aplicación posible, concebible pero no programada de esta aspiración. Es la voluntad que Daniel Colson, llegando finalmente a Malatesta después de Proudhon, Nietzsche, Spinoza o Bakunin, destaca en su último libro (1).

Nos ofrece una minuciosa exégesis basada en los textos que considera clave, en particular Necesidad y libertad (1925), ¿Qué es el anarquismo? (1891), Réponse à la Plateforme (1927) y À propos de Pierre Kropotkine (1931). Los tres últimos se recogen al final del libro, lo que es especialmente afortunado para el texto sobre Kropotkin, que hasta ahora era difícil de encontrar in extenso, aunque imprescindible. Colson destaca la aportación reflexiva de un Malatesta que critica tanto un positivismo de tipo mecanicista, que puede encontrarse entre los científicos clásicos o los marxistas, como un evolucionismo optimista que considera la anarquía como inevitable o consustancial al desarrollo humano, como se encuentra en Kropotkin (al que podemos añadir Elisée Reclus, en menor medida). Ni fatalista ni determinista, el voluntarismo de Malatesta da testimonio de las opciones disponibles para el individuo y la sociedad. ¿Pero de dónde viene esta voluntad? Es aquí donde el análisis de Daniel Colson se despliega en toda su finura y complejidad, a veces densa o elíptica. Evitando ceñirse únicamente a Malatesta, cuyo pensamiento se nutrió precisamente de la historia anarquista y global, se apoya también en Bakunin, y sobre todo en Proudhon, para ayudarnos a entenderlo, o en filósofos contemporáneos como Deleuze o Foucault. Uno de los grandes intereses del planteamiento de Colson es establecer las continuidades entre los teóricos anarquistas en el plano filosófico, más allá de las divergencias que pueden vincularse a cuestiones fechadas de táctica o estrategia, pero también las prolongaciones con pensadores más recientes cuyas reflexiones tienen sentido con el anarquismo, con ellos o a pesar de ellos. Para ir más lejos, varios pasajes reclaman la lectura de Georges Palante, en particular su Sensibilidad individualista (1909), el capítulo "Anarquismo e individualismo" (1907), o "Pesimismo e individualismo", (1914), exhumados por Michel Onfray y Jean-Pierre Jackson (2). Aunque no estemos de acuerdo con todas las observaciones de Daniel Colson, que nos guardaremos de revelar a riesgo de privarnos de tal lectura y de los debates que debería suscitar, digamos brevemente que el voluntarismo malatestiano conduce políticamente a una concepción de la organización anarquista específica que busca un delicado equilibrio entre las diferentes necesidades o tendencias. Por lo tanto, sólo podemos esperar con mayor vigor la traducción al francés del monumental libro escrito por Nico Berti sobre Malatesta (3). "

(1). Daniel Colson, L'Anarchisme de Malatesta, Lyon, Atelier de Création Libertaire, 2010, 178 páginas.

(2). Georges Palante, Œuvres philosophiques, París, Coda, préface de Michel Onfray, 2004, 900 páginas.

(3). Gianpietro Nico Berti, Errico Malatesta e il movimento anarchico italiano e internazionale (1872-1932), Milán, Franco Angeli Editore, 2003, 816 páginas.

FUENTE : Le Monde Libertaire

Traducido por Jorge Joya

Original: www.socialisme-libertaire.fr/2016/05/malatesta-encore-et-toujours.html