(Yo) Ganador

Pedro encontró el premio en un contenedor, reluciente entre papeles arrugados y restos de comida. Lo sacó, lo limpió y lo dejó sobre su mesa.

Al día siguiente, lo subió a redes: «No puedo creerlo. Gracias a todos los que lo hicieron posible».

No mencionó una película, ni un discurso, ni un nombre. No hizo falta.

Los mensajes llovieron. Entrevistas, invitaciones, fotos con otros premiados. Lo aplaudían en cenas de gala, lo admiraban por su talento desconocido.

Nunca actuó en nada, pero interpretó su mejor papel: el de alguien que merecía un premio.

Y nadie se atrevió a dudarlo.