Navaeh Crain (18 años) acudió tres veces a urgencias y tuvo que esperar 20 horas antes de que la ingresaran. Despertó con náuseas y vómitos el día de su baby shower, que resultaron ser una infección mortal. Suplicó asistencia médica, pues los médicos esperaron a realizar dos ecografías para confirmar que su feto no tenía latido antes de intervenir. Es una de las al menos dos mujeres embarazadas que han muerto después de que los médicos retrasaran el tratamiento de abortos espontáneos debido a las estrictas leyes sobre el aborto de Texas.
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