El primer mes del segundo año del genocidio ha sido el más sangriento. Empezó con la esperada respuesta de Irán a Israel, pero si había algún mínimo de esperanza de que esto generara algún un tipo de disuasión israelí, el gobierno de ocupación sionista demostró que podía caer aún más bajo y que sus líderes han preferido embarcarse en un camino de no retorno a costa de la existencia de su «país».