Creo (o espero) haber captado vuestra atención, ahora y antes de negativizarme déjenme por favor desarrollar lo que pretendo exponer.
Desde luego que dicho así suena a salvajada, algo que solo pueda decir un egoísta o un psicópata ¿Seguro?. No lo se, continuemos por esta senda que igual nos arroja algo de luz, vamos a tratar de imaginar que ocurriría si un gobierno decide que esa es la solución, pero sin medias tintas, vamos a imaginar que en adelante todo aquel enfermo de la covid no va a tener asistencia, que se las apañe en su casa, si tiene suerte y lo pasa como un catarro genial, si no ... desde el despacho de turno eso no se nota. Se acabarían los confinamientos por contacto estrecho, al fin y al cabo eso fastidia mucho a la economía, pongamos el caso de una peluquera de barrio, se entera que una clienta ha sido positiva y ella tiene que cerrar 14 días, ha tenido suerte y vuelve a abrir, en menos de un mes se repite la historia. Del mismo modo que digo en una peluquería puedo decir un taller, bar, dentista, clínica de fisioterapia, etc, etc. Hostia, eso es insostenible, pues fuera esa norma, lo dejaremos todo en manos de la responsabilidad individual, al fin y al cabo el saber que no habrá atención puede ser un buen aliciente.
Prosigamos. ¿A alguien le hacen pruebas para ver si tiene gripe? Pues a esto tampoco, un buen ahorro de dinero y recursos, así el que pueda trabajar que siga y el que no... Bueno, fomento de la rotación en el trabajo. Ya hemos solucionado el problema del paro y de la saturación de los hospitales, al fin y al cabo a los enfermos los atenderán en los pabellones deportivos voluntarios de médicos sin fronteras o cruz roja, los que tengan un buen seguro tendrán a disposición clínicas privadas, y podrán ir sin restricciones a Baqueira o Ibiza, quizás no tanto a otros países, pero con pagar una PCR ya estará solucionado.
No se que os parece, a mí me da pánico, pero es que para acabar con esta situación solo veo tres vías:
La primera es controlar la enfermedad, Japón lo ha conseguido (a China la dejamos a un lado por motivos obvios), quizás hayan frenado su economía en algunos sectores, pero siguen adelante con relativa normalidad, eso sí, con las fronteras cerradas.
La segunda vía sería la de la medicina, esta sería la mejor, pero no es la panacea en cuanto a lograrlo en un plazo breve, aún disponiendo de una vacuna efectiva, la producción y distribución por todo el país (ya no digamos del planeta) para lograr una protección eficaz no será de un día para otro, lo que nos lleva a seguir en esta nueva Anormalidad (calificarla de nueva normalidad me parece un error). Existe la posibilidad de que aparezca un tratamiento eficaz, seguiríamos teniendo muertes, pues no hay tratamiento que cure al 100% de pacientes, pero de eso el goteo constante que hemos tenido en verano si que parece haber vacunado o anestesiado a la sociedad, que ha preferido ignorarlos y seguir con la vida y la diversión. Si se tratara de un medicamento nuevo volveríamos al caso de la vacuna, un cuello de botella en cuanto a producción, aunque si se combinara con un control eficiente podría llegar a un buen numero de pacientes. Si se encontrara que algo de lo ya existente funcionaba nos evitaríamos tanto el problema del cuello de botella como el económico de ser rehenes de un laboratorio. Pero de momento no hay nada, los plazos de las vacunas son los que son, y las investigaciones no apuntan a ningún tratamiento como la cura perfecta. El caso de Trump hay que cogerlo con pinzas, o no enfermó realmente, o no se ha curado o hay un tratamiento que no estará al alcance de los curritos.
Y la tercera vía es con lo que comencé el articulo, ese relato distopico que espero os haya revuelto el estomago tanto como a mí (pido disculpas). Y es que si fallamos en lograr encarrilarnos en el control acabaremos cayendo en un autentico sálvese quien pueda, pero, ¿Seguro que eso no ha pasado? En cierto modo sí, cuando los hospitales estuvieron colapsados hubo gente que murió en las residencias, otros en los hospitales sin que pudieran hacer apenas nada. También se ha dado a la inversa, también le han dado a los enfermos del resto de patologías, gente con citas anuladas o retrasadas que pueden haber agravado patologías crónicas, y no es leyenda urbana, visto en mi propia familia. También las "bondades" de la telemedicina mal entendida. Donde vivo hemos tenido la suerte de contar hasta hace poco con un gran profesional, nos atendía principalmente por teléfono, sí, pero a la mínima sospecha o íbamos a consulta o pasaba por el domicilio. Ahora por vayaustedasaberque le han movido de plaza y nos van cambiando, quienes vienen no se mojan y se acaban dando casos como diagnosticar hongos en la boca sin ver al paciente (ni una foto) cuando era una infección con bolsa de pus (diagnostico de dentista).
Y es que queridos lectores, con tanta discusión sobre cifras nuestros gobernantes son como las liebres de la fabula, y aquí no es si son galgos o podencos, nos marean con que son pocas pruebas y después que son muchas, que si estos criterios y luego otros, que si el virus está controlado y todos de vacaciones o llamar a la responsabilidad, todo por no ser ellos los malos de la película ahora que se está torciendo. El coste de las restricciones es alto, pero mas alto es el del confinamiento total, y no quiero imaginar el del escenario que he planteado, pero es que el de no aplicar restricciones mientras los casos se disparan también tiene coste, recordad el caso de la peluquería que puse al principio, o de cualquier bar (ya que parece que ahora somos un país que solo funciona por los bares) que un día de buenas a primeras tenga que cerrar por haber tenido contacto con un contagiado, o por tenerlo en su plantilla, seguro que en nuestro entorno lo hemos visto. Pues imaginad que en menos de un mes el bar de Pepe tuviera que volver a cerrar por lo mismo, y así cualquier negocio. Eso también tiene su coste, y será mas insoportable a medida que el numero de casos sea cada vez mayor y la posibilidad de que ocurra cada vez mas alta.
Bueno señores, aquí os he dejado lo que pienso de todo esto. A reflexionar y cuidarse.