La extraña práctica de deformar artificialmente los cráneos para que estos adquiriesen un aspecto alargado y redondeado, o incluso en forma de cono, está presente en múltiples culturas antiguas, y en todos los continentes. Culturas que no tuvieron ningún tipo de contacto entre sí, pero que desarrollaron prácticas similares de elongación craneal como una forma de diferenciar a sus miembros más destacados, jefes tribales, nobles, o sacerdotes, del resto de la población.