La polémica reforma europea de copyright podría convertirse este mes en una realidad, aunque la incertidumbre sigue siendo la única constante. Trataremos de recopilar en un artículo la historia de cómo hemos llegado hasta aquí y cómo podría afectar a Menéame y a internet en general.
Para entender el origen de este tema debemos poner en contexto la situación de los medios de comunicación en este siglo, especialmente los periódicos y revistas en papel. Éstos tenían antes de internet tres fuentes importantes de financiación: la venta en kioskos, los anuncios clasificados y la publicidad.
A mitad de la década pasada llegó la transformación digital, y con ella las ventas fueron decayendo progresivamente, disminuyendo los ingresos por venta y por publicidad en papel. Los clasificados y la publicidad encontraron en empresas online una forma mucho más eficiente de llegar a los usuarios, por tanto no fue un movimiento de presupuesto de offline a online, sino un movimiento de presupuesto de viejos actores a nuevos actores.
Hay otros factores como el acceso al contenido. Mientras en un modelo de periódico tradicional leíamos uno o dos periódicos, con un modelo online podemos consumir la información local en tres medios distintos (y puede que ninguno de ellos sea un periódico tradicional).
Internet también permitió la aparición de medios nativos digitales, creando más competencia a los medios existentes. Por si fuera poco a principios de esta década llegó la popularización de las redes sociales, en especial Facebook.
Los ingresos que se restaron de los medios tradicionales fueron a parar en gran medida a Google, mediante publicidad con banners y anuncios clasificados (AdWords). Simplificando, para un negocio que vende bicicletas es más interesante anunciarse para usuarios que buscan “bicicletas” en vez de pagar una página en un periódico.
El argumento de estos medios es que ellos son los productores de contenido, y que Google es un intermediario que utiliza su contenido para llevarse la publicidad. Su solución propuesta: que Google y otros agregadores de noticias los compensen por utilizar su contenido.
La respuesta corta: NO. La respuesta larga: un informe de NERA que explica en detalle la problemática.
Primero cabe aclarar que cuando decimos “los agregadores” nos referimos a Google, ya que a ningún medio se le hubiese ocurrido una ley pensando en otro.
Cobrar a Google (o a Menéame) por derivar tráfico es como si un negocio le cobra (en vez de pagarle) a alguien por llevarle clientes. La prueba de ello es que los medios invertían millones de euros en publicitarse en Facebook para traer audiencia a la vez que presionaban con una ley para que fuese Google quien les pagase a ellos.
Desde el punto de vista económico, legal y periodístico, no tiene sentido. Solo lo tiene desde el punto de vista de una empresa editorial que busca beneficios. Cualquiera que trabaje en una empresa digital recibe al año decenas o cientos de correos de otras empresas pidiendo enlaces, pero nunca lo contrario. Ninguna empresa pide retirar un enlace argumentando que les resta visibilidad y sustituye a su audiencia (siempre y cuando se utilice un enlace y un fragmento breve, el llamado snippet).
De forma muy resumida, en Alemania se aprobó una ley por la cual Google News tendría que pagar a los medios. Pero la ley alemana dejaba abierta la puerta a elegir: se podría negociar con cada medio.
Google decidió no pagar, y los principales medios alemanes pidieron la retirada del contenido. ¿Qué ocurrió? Que la lógica se impuso, y los medios alemanes dieron marcha atrás unos meses después, pidiendo volver a ser incluidos sin coste.
El 30 de octubre de 2014 se aprobó en España el llamado “canon AEDE”, por la cual los agregadores de noticias deberían pagar a los medios por enlazarlos. Casi de inmediato Google News cerró en España (al contrario que en otros países, no se pueden ver los principales titulares, solo buscar noticias por palabras).
Era una ley aprobada a medida para Google, pero dejó una incertidumbre a todos los demás, especialmente a Menéame. Esto provocó un boicot de los usuarios (ver siguiente punto).
¿Cómo evitar el fracaso de Alemania? Con una jugada jurídica peculiar. El “derecho irrenunciable a la compensación por ser enlazado”. Esto quiere decir que un medio no puede renunciar a esa compensación, pero no la cobra directamente, sino que la cobra CEDRO. Ningún propietario de medio que no sea AEDE estaría de acuerdo con que sus ingresos los gestione una entidad externa a través de una ley impulsada por su competencia.
En 2017 y 2018 CEDRO (entidad de gestión de derechos de autor) se puso en contacto con Menéame para reclamar el cobro de la tasa. Desde Menéame nos sentamos con ellos y les explicamos por qué considerábamos que la ley no encajaba en el derecho, y además no se aplicaba a Menéame con la redacción aprobada. Que además no era una cuestión económica, que no nos interesaba llegar a un acuerdo por una cantidad baja ya que era una cuestión de principios.
Desde esa reunión y comunicaciones no hemos tenido nuevas noticias. Ellos son los encargados de cobrar ese canon, que ya no está apoyado por nadie a nivel político ni en las empresas de AEDE, que está definido de forma muy poco concreta en una ley y que solo afecta a empresas enormes como Google o Facebook o empresas minúsculas como Menéame.
Unos meses después una sentencia del Tribunal Supremo invalidaba la forma de fijar las tarifas de CEDRO y otras entidades por defectos de forma, algo que no tiene que ver con la tasa a los enlaces pero que en cualquier caso debilitaba la posibilidad de pagar.
Poco después de la aprobación de la ley en España, ante el enfado de todos, un grupo significativo de usuarios de Menéame decide dejar de enlazar medios de AEDE, votando negativo además los enlaces de estos medios.
Lo que en principio era una protesta contra una ley que perjudicaba a Menéame se ha convertido en los últimos años en un problema para Menéame mayor que la propia ley. El boicot ya no tiene efecto contra los medios, pero sí daña la viabilidad de Menéame, ya que restringe su utilidad como herramienta y tiene un efecto negativo a la hora de adquirir nuevos usuarios que no saben por qué esto ocurre.
Por eso, junto a esta explicación de por qué la ley es algo nefasto, hemos realizado también un comunicado para explicar por qué el boicot es igual de perjudicial para la propia plataforma, y animamos a nuestros usuarios a terminar con él.
En Europa lleva años cocinándose una ley similar a la alemana, tampoco exenta de polémica. Más allá de que la ley no tenga sentido, hay ciertos incentivos perversos por parte de los políticos europeos al respecto.
El primero es el mantener unos medios fuertes y afines. En este sentido es más fácil que la información esté concentrada en empresas grandes y no distribuidas en medios medianos y pequeños.
El segundo, algo más altruista, es financiar la industria de medios, que pasa por una etapa complicada como hemos visto al principio de este artículo.
El tercero, altruista pero injusto, es favorecer empresas europeas (medios) frente a multinacionales tecnológicas, ya que gran parte de los beneficios e impuestos se van fuera de Europa. Bajo nuestro punto de vista este componente pesa mucho. Sin querer profundizar en el fondo del problema, la realidad es que la solución es injusta. Sería algo así como que McDonalds no pague impuestos, y ante la imposibilidad de cambiar el modelo, crear un impuesto para las empresas cuyo nombre empieza por M. Esta es la sensación que hemos tenido en Menéame durante estos últimos años en nuestras visitas al Parlamento Europeo y a la Comisión Europea.
El proceso para aprobar una ley a nivel europeo no es sencillo, de forma simplificada diremos que tiene que ser aprobado por varios organismos y votado finalmente por el pleno del Parlamento Europeo. Después de varios intentos y rechazos, parece que con alta probabilidad se aprobará en algunas de las votaciones entre el 25 de marzo y el 18 de abril.
Esta tasa a los agregadores se materializa en el Artículo 11 de la ley de Copyright, pero esta ley incluye además un cambio legislativo igual de polémico, el Artículo 13 que regula y limita la creación online e incluso pone en peligro la libertad de expresión.
Para entenderlo en profundidad, podemos encontrar una explicación muy completa sobre el Artículo 11 en la web de Julia Reda.
Menéame nació con la intención de dar visibilidad a los contenidos, no de canibalizar el negocio de los medios. La realidad es que, como explicaba en 2014 Ricardo Galli, fundador de Menéame, está diseñado para maximizar el beneficio a los medios. Sumado a la filosofía del proyecto está claro que no perjudicamos a nadie y que somos una herramienta útil, que la ley europea puede hacer desaparecer.
Nos gustaría seguir siendo un actor relevante y poder ser un ejemplo de cómo hacer las cosas bien, demostrando cómo un agregador puede y debe ser beneficioso para los medios. Pero para poder sentarnos en Europa y en España con la gente que puede tomar decisiones, necesitamos dos cosas: 1) una audiencia creciente, 2) enlazar a los medios que dicen que les perjudicamos para demostrarles que no.
Por todo esto os pedimos repensar el boicot.