A nosotros, el pueblo sueco, se nos prometió que la solicitud de ingreso en la OTAN nunca afectaría a nuestra democracia. Nada cambiaría, no se quebrantarían las leyes, no se violarían los derechos humanos y Suecia mantendría su larga tradición de ser una fuerza de paz y solidaridad. Esto fue lo que nos dijeron la izquierda y la derecha políticas. Un par de meses después de la presentación, nada puede estar más lejos de la realidad.
|
etiquetas: suecia , otan , guerra de ucrania , constitución