La muerte traumática en directo de un futbolista ha abierto telediarios y provocado especiales, y ha convertido a un joven prometedor en un ídolo de masas. Justo a la vez que la discreta y mal cubierta muerte de un intelectual de referencia en España, que unas cuantas decenas de jovencísimos muertos en la carretera, y que el drama vital de millones de seres en el mundo. Pero solo él, ante mi incomprensión, ha generado tanto dolor. No se trata de despreciar la muerte trágica del héroe, sino del tratamiento mediático del hecho.
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