La celebración de los verdugos duró 48 horas. Su reino, 40 años. Cuando las tropas franquistas lograron entrar en la pequeña localidad de Elgeta (Gipuzkoa), los mandos dieron dos días de “asueto” a sus soldados. Querían que descansaran y festejaran. Lo hicieron matando a personas desarmadas y violando a niñas. Aquellas 48 horas se hicieron eternas. La impunidad de las bestias, también.
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