"¿Crees en el Señor Jesucristo como único y suficiente salvador?", pregunta, con voz firme, el pastor José Luis Fernández. "Sí", contesta en el mismo tono el creyente, y se deja sumergir en la pila bautismal del tamaño de una pequeña piscina. "Hay países musulmanes que prevén la pena capital para los que hacen apostasía, pero incluso en los que no estipulan ese castigo, la conversión significa la muerte civil del converso", sostiene Camille Eid. "De ahí que hasta los inmigrantes sean remisos a declarar su nueva fe".
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