El coste de cargar un móvil al año es irrisorio, anecdótico, pero lo cierto es que a uno le produce cierto placer no tener que depender del enchufe y no engordar, aunque sea con unas pocas migajas, la ya obesa factura de electricidad. Vivimos en un país con muchas horas de sol y la idea de cargar los dispositivos aprovechando esta energía siempre había sido muy tentadora, pero hasta la fecha no había encontrado en el mercado un producto que combinara precio, capacidad y conveniencia como para poder dar el salto.
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