Autoservicio con todas sus consecuencias. Tú te haces el café, lo sirves en la mesa y, luego, debes lavar la taza. No se trata de las normas para el desayuno en un albergue juvenil, sino de una nueva moda que triunfa en Rusia y que recientemente se ha exportado a Londres. Su peculiaridad, y quizá la clave de su éxito, es que se pueden comer todas las galletas, pastas o frutas que se quiera, así como el beber café o té a voluntad. El precio que se cobra después depende del tiempo de permanencia en el establecimiento.
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